Desde su creación oficial por los ingleses con la conformación
de "The Football Association" en 1863 y la incorporación de los
códigos que actualmente conocemos, el fútbol ha ganado adeptos progresivamente en
todos los rincones del mundo sin distingo alguno de clases, ideologías, credos
o razas Se calcula que hoy unas 270 millones de personas se encuentran
involucradas directamente con este deporte y los aficionados se cuentan en
miles de millones, es decir, más adeptos que cualquier religión conocida.
El
balompié ha merecido la atención de intelectuales, filósofos y artistas; y por
supuesto, ha suscitado comentarios de toda clase a favor y en contra. Son
famosas las opiniones de Jorge Luis Borges al respecto: "El
fútbol es popular porque la estupidez es popular". “Que
raro que nunca se le haya echado en cara a Inglaterra haber llenado el mundo de
juegos estúpidos, deportes puramente físicos como el fútbol. El fútbol es uno
de los mayores crímenes de Inglaterra”. “La idea que haya uno que gane y que el
otro pierda me parece esencialmente desagradable. Hay una idea de supremacía,
de poder, que me parece horrible”. o "Yo
no entiendo cómo se hizo tan popular el fútbol. Un deporte innoble, agresivo,
desagradable y meramente comercial. Además es un juego convencional, meramente
convencional, que interesa menos como deporte que como generador de fanatismo.
Lo único que interesa es el resultado final; yo creo que nadie disfruta con el
juego en sí, que también es estéticamente horrible, horrible y zonzo. Son creo
que 11 jugadores que corren detrás de una pelota para tratar de meterla en un
arco. Algo absurdo, pueril, y esa calamidad, esta estupidez, apasiona a la
gente. A mí me parece ridículo."
Albert Camus, Premio Nobel de Literatura 1957, practicó este deporte e incluso escribió una página sobre él, "Lo que le debo al fútbol", en la cual afirma: (...)lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol, lo que aprendí en el Racing Universitario de Argel no puede morir. Preservémoslo". A Umberto Eco, novelista y semiólogo italiano, no le gusta el fútbol, mucho menos los fanáticos: “Yo no odio el fútbol, yo odio a los apasionados del fútbol. No amo al hincha porque tiene una extraña característica: no entiende por qué tú no lo eres, e insiste en hablar contigo como si tú lo fueras. No es que a él no le importe nada que a mí no me importe nada". Bob Marley, el famoso guitarrista jamaiquino aseveró que "El fútbol es libertad", El escritor, poeta y cineasta italiano, Pier Paolo Passolinni fue un amante ferviente del fútbol; aseveró que el balompié no es solo un deporte, sino que constituye un sistema de signos, o sea, un lenguaje con una estructura propia. El extremo del fanatismo se dio en 1998 cuando Hernán Amez y Héctor Capomar iniciaron una religión paródica, cuya deidad suprema es Diego Armando Maradona, D10S (fusión del término dios y el número 10 distintivo de su camiseta),
Alejandro
Mar G.(alepholo)
hace una serie de cuestionamientos que invitan a la reflexión más seria sobre
el tema; citaremos solo algunos de ellos: "¿En realidad importa el resultado
que tenga tu selección nacional en el Mundial? ¿En realidad ganas cuando ganan,
en realidad “Todos somos la Selección”? Por más proyección metafísica de
identidad que hagamos, las personas que juegan en la cancha de juego no son las
personas que ven el partido en el estadio o por televisión. " (...)
¿Acaso, más bien, no es este –la parafernalia de la Copa del Mundo y el
fanatismo deportivo en general– uno de los más vulgares y crasos ejemplos de
propaganda, enajenación y creación de identidades superfluas en función del
consumismo… ¿El viejo pan y circo?"
"Juego, luego soy" afirmó
Eduardo Galeano, el periodista y escritor uruguayo recientemente fallecido
refiriéndose al fútbol, por el cual sentía una gran pasión.
Lo
cierto, sin duda alguna, es que el fútbol despierta pasiones exacerbadas
comparables solo al fanatismo que muestran los miembros de sectas y religiones
fundamentalistas. La violencia de las barras bravas originó leyes severas en
muchos países. Sin embargo, es común que en los estadios se sigan presentando manifestaciones
de violencia.
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