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jueves, 20 de noviembre de 2014

DOS FORMAS NARRATIVAS: RELATO Y CUENTO


En el ejercicio de la literatura conviven el relato y el cuento. Ambos son formas narrativas que en su origen tienen parentesco con la antigua épica, que con el tiempo se transformó en novela, cuento, relato y fábula. Primero fue la epopeya, cuando los géneros clásicos eran la lírica, la épica y la dramática. Después la épica comenzó a tratar temas particulares--habían desaparecido las acciones de los dioses y poco se atendía a los relatos sobre semidioses y héroes universales-- y la vida del hombre común y corriente mereció ser destacada en literatura. Entonces la épica se transformó en novela, cuento y relato. Todo lo expuesto hasta ahora nos permite concluir que no es lo mismo un cuento que un relato. En efecto, señalemos algunas diferencias:

El relato es una narración menos rigurosa que el cuento. Su estructura no sigue normas rígidas, por lo cual el narrador puede combinar a voluntad elementos anecdóticos para conformar una historia que muchas veces parece contada a retazos. En el relato se tiene en cuenta más lo que sucede que la vida o el comportamiento de un personaje en particular. Además, el relato, por su estructura abierta, puede hacer parte de una unidad narrativa mayor, más extensa, como la novela.

El cuento es una narración en la cual las acciones giran en torno a un núcleo o eje temático generalmente constituido por uno o pocos personajes. En el cuento la acción aparece condensada, aferrada al personaje. Puede decirse que las acciones envuelven al personaje con el fin de caracterizarlo y resaltar sus notas distintivas. En un cuento las acciones no se diluyen; no hay espacio para introducir digresiones explicativas; eso, además, restaría fuerza a las acciones. Es decir, en el cuento los personajes se explican a sí mismos mediante sus acciones. Esta situación es mucho más evidente cuando se trata de un cuento psicológico.

Hay innumerables ejemplos de cuentos que pueden tomarse como modelos a la hora de incursionar en este género literario. Los narradores principiantes obtendrían conocimientos valiosos con la lectura y el análisis de cuentos como ‘El perseguidor’ de Julio Cortázar y ‘El cautivo’ de Jorge Luis Borges. Aunque se trata de narraciones con estructuras totalmente diferentes, se advierte que no son relatos sino verdaderos cuentos. En ‘El Cautivo’ puede notarse que si el autor hubiera tratado de alargar el cuento, habría dañado una de las más logradas obras cortas de Borges.

Para aclarar más el tema pensemos en ‘El lazarillo de Tormes’, narración picaresca en la cual un joven huérfano cuenta su vida de servidumbre bajo la autoridad de varios personajes, cada uno de los cuales perteneciente a diferentes clases sociales. Pues bien. El chico, que es un pícaro y a cada instante se las ingenia para ganarse la vida, se convierte en auxiliador de sus sucesivos amos o patrones. Sin él ellos no podrían sobrevivir. La obra es una sucesión de cuentos. El personaje es Lázaro, y la obra, estudiada como modelo de la literatura picaresca española, ha soportado la crítica por más de cuatro siglos y medio.

Por último, como la modestia nunca se deja tan “aparte” como se pretende hacer creer a los demás cuando ponderamos algo nuestro, recuerdo ahora que mi libro ‘Espejos astillados de la memoria’ no es una colección de cuentos sino de relatos.  

lunes, 17 de noviembre de 2014

SIMÓN BOLIVAR: EL ARQUETIPO MORAL DE UN HÉROE

SÍMÓN BOLÍVAR
Es por lo menos curioso el hecho de que Simón Bolívar, el Libertador, miembro de una élite social y económica de su época, abandonara sus riquezas y posesiones materiales para dedicarse por entero a la causa de la liberación de los pueblos de Sudámerica, tal como lo manifestó expresamente en su última proclama el 10 de diciembre de 1830: "He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad." 
Dichas palabras nos llevan a la reflexión de la moralidad del héroe; la conciencia moral elevada a un plano superior: el bien común y la inestimable libertad de los pueblos por encima de los intereses particulares.
Se refuerza esta idea, cuando leemos en la proclama: "Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales."
En el párrafo final de este documento invaluable para reconocer los principios morales del prócer que luego, fueran categorizados por Kohlber en su teoría(1), encontramos: " (...)Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.” no solo se refiere a su ideario político de una nación poderosa, capaz de equiparase a los Estados Unidos tanto en lo político como en lo económico, sino también a la conciencia del deber cumplido, al imperativo moral que lo impelía a los más altos ideales que puede poseer un hombre, esto es, poner su existencia al servicio de los demás.
De otra parte,  la grandeza de su espíritu, se nos revela claramente cuando asevera al borde de la muerte: "Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono."
No cabía en  su espíritu el odio, ni la malidicencia, ni mucho menos la venganza; en Bolívar, la conciencia moral supera los rasgos comunes del hombre. Por ello se convierte en un paradigma, en un modelo, en fin en un arquetipo moral del héroe que, como los míticos y legendarios héroes griegos, supera con creces al hombre común y lo convierten en un ser ideal.

(1)Kohlberg, Lawrence. 1981. The Philosophy of Moral Development. Moral Stages and the Idea of Justice. San Francisco, CA: Harper & Row Pubs.

"ALGO MUY GRAVE VA A PASAR EN ESTE PUEBLO": GUIÓN DRAMÁTICO


ALGO MUY GRAVE VA A SUCEDER EN ESTE PUEBLO

              Adaptación libre del cuento de Gabriel García Márquez
                                                                     Álvaro Gómez Castro 
PERSONAJES:

  LA VIEJA
 EL HIJO 
LA HIJA
         EL TENDERO
  MUJER 1
  MUJER 2
      HOMBRE 1
      HOMBRE 2

ACTO ÚNICO
CUADRO 1
ESCENA ÚNICA

El escenario, decorado como una cocina de una casa humilde; dos taburetes a un lado, donde se encuentran sentados el hijo y la hija. Por el lado contrario, entra la vieja, les sirve café mientras muestra mucha preocupación.
Hija:-¿Qué te pasa mamá?
Hijo:- Hoy, estás rara
Vieja: -No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.
Ambos hijos se ríen, mientras la vieja permanece preocupada.
Hija:- Esos son presentimientos de viejos.
Se levanta y dice:
Hija:- Voy hasta la tienda de la esquina para comprar el almuerzo.
Hijo:-Yo voy a jugar billar
Salen.

CUADRO 2
ESCENA PRIMERA

Una tienda; detrás del mostrador está el tendero. Entra a la tienda la hija y saluda:
Hija:-Buenos días, señor Antonio. Véndame una libra de carne En el momento que se la están cortando
Hija:- Mejor véndame dos, porque mi mamá amaneció diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.
Sale
ESCENA DOS

Entran al escenario, por lugares diferentes, mujer 2, hombre 1 y hombre 2.
Mujer 2: Señor Antonio, véndame una libra de carne
Tendero:- Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.
Mujer 2:-Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.

CUADRO TRES
 ESCENA ÚNICA
La acción se lleva a cabo en la calle, los actores se entrecruzan mientras dialogan:

Mujer 1:-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
Hombre 1:-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
Hombre 2:-Sin embargo, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

Mujer 2:-Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.

Mujer 1: -Sí, pero no tanto calor como ahora.

De pronto, todos miran hacia el centro

Hombre 2: -Hay un pajarito en la plaza.

Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

Hombre 1-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

Mujer 1:-Sí, pero nunca a esta hora.
Hombre 2:-Yo sí soy muy macho.Yo me voy.
Mujer 1:-Si este se atreve, pues nosotros también nos vamos.
Hombre 2:-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa, Yo la voy a incendiar
Todos en coro:-Nosotros también
Mientras pasan con los enseres que sacan de sus casas, se aviva el incendio del pueblo.
Vieja: -Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.
 
          

domingo, 16 de noviembre de 2014

LA CONQUISTA DE BOGOTÁ



 LA CONQUISTA DE BOGOTÁ

GUIÓN DRAMÁTICO

(Adaptación libre del Capítulo VI del Carnero de Juan Rodríguez Freyle)
                                                 Álvaro Gómez Castro



PERSONAJES:

                         Gonzalo Jiménez de Quesada

                                                                                Edecán

                                                                                Lenguaraz

                                                                                Sacerdote


NARRADOR (En off): De los ochocientos hombres que habían salido de Santa Marta tres años antes, solo quedaban menos de doscientos al llegar al altiplano. Los demás habían muerto a manos de los nativos caribes, de los caimanes, de los tigres  y de las enfermedades que habían contraído a lo largo de la travesía por el Gran Río de la Magdalena.

Jiménez de Quesada:- ¿Cuántos hombres tenemos?

Edecán:-Ciento sesenta y siete mi general. Le recuerdo que vienen en muy mal estado: muchos de ellos están enfermos y con las malas calenturas

J. de Q, ¿Cuántos son ellos?

Edecán:-No  sabemos, preguntemos al lenguaraz

J. de Q.:-Tráiganlo a mi presencia, hay que interrogarlo

El edecán trae al nativo y a una señal de Jiménez de Quesada, procede a interrogarlo:

Edecán-¿Cuántos hombres tiene ese Cacique de Bogotá?

Lenguaraz:-muisca pue

Edecán: -Dice que son como moscas, que hay muchos

J. de Q.:- Y esos muiscas, ¿qué clase de armas tienen?

El edecán habla con el lenguaraz en lenguaje nativo

Edecán: dice que macanas, tiraderas, lanzaderas.

J. de Q. ;-Pregúntele dónde se encuentran

Edecán:-Dice que están en el valle de Nemocón

Sacerdote:-Recuerden que por orden de Su Santidad, estas criaturas deben ser evangelizadas. Deben conocer a Nuestro Señor, conocer sus mandamientos y así podrán reconocer la autoridad del Rey..

J. de Q:- Cuando termine la batalla, podrá evangelizar a los que queden.

Sacerdote: -Pero yo podría…

Jiménez de Quesada:- No hay tiempo para eso padrecito, no se entrometa

Edecán:-Señor General debemos preparar la estrategia

J. de Q.: Si es como dice este indio, no tendremos muchos problemas

Sacerdote:-Yo insisto, yo debo hablar con ellos para convencerlos en nombre de Cristo que deben someterse a la voluntad de su Majestad, el Rey.

J. de Q.;-Padre, Usted atienda a nuestros hombres que necesitan estar fortalecidos en la fe, para vencer en la batalla que se avecina.

NARRADOR: Seguros de encontrar poca resistencia, las fuerzas del Adelantado marcharon sobre Nemocón y diezmaron a los indígenas que caían como moscas por los disparos de los arcabuces que provocaron el pánico de los nativos, que no se explicaban cómo podían herirlos y matarlos desde una distancia considerable. Así fue la victoria de Quesada sobre las fuerzas de cacique de Bogotá. 

sábado, 15 de noviembre de 2014

LOS MÁS CERCANOS A GARCÍA MÁRQUEZ ANTES DEL NOBEL




                                      Por: José Alejandro Vanegas Mejía 
                     
Siempre que se habla de Alfonso Fuenmayor surge su imagen asociada a Gabriel García Márquez. De hecho, el Nobel colombiano lo menciona en ‘Cien años de soledad’. En esa obra es uno de los jóvenes asiduos contertulios en la librería del catalán Ramón Vinyes. También está Fuenmayor entre los amigos entrañables de Agustín, muchacho dueño del gallo en ‘El coronel no tiene quien le escriba’.
Pero, ¿qué sabemos de este barranquillero que sin duda influyó en la vida literaria de García Márquez? Paradójicamente, Fuenmayor no fue lo que en rigor se conoce como escritor, término aplicado casi con exclusividad a los novelistas, cuentistas, dramaturgos y ensayistas. El periodismo absorbió la actividad de de este amigo de Gabo; prefirió dedicarse de tiempo completo a la publicación de artículos en la prensa, aunque de alguna forma se asomó al campo editorial con el volumen titulado ‘Crónicas sobre el Grupo de Barranquilla’ publicado en 1978. José Félix Fuenmayor, padre de Alfonso, sí es conocido como escritor: sus obras “Cosme”, “Musa del trópico”, “Una triste aventura de catorce sabios” y el libro de cuentos “La muerte en la calle” tienen un sitio en la literatura colombiana. Alfonso Fuenmayor era el de más edad en el Grupo. Nació en 1917 y murió en 1994. Fue él quien descubrió que en un sector de Barranquilla existía un sitio llamado originalmente ‘El Vaivén’ y allí acudió durante muchos años con sus amigos para conversar sobre literatura y otros temas culturales. Encontraba siempre en ‘La Cueva’ a sus amigos Germán Vargas Cantillo, Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez y al pintor Alejandro Obregón, entre otros. Con su prosa cautivante, apoyada en sus profundos conocimientos, ilustraba a los asistentes: no en vano poseía una biblioteca de más de siete mil libros y era empedernido visitante de la librería del Sabio catalán.
Otro de los amigos de ‘La Cueva’ fue Germán Vargas Cantillo (1929 - 1991). Tenía fama de ser el colombiano que más rápido leía textos escritos por otros; por eso participó como jurado en innumerables concursos literarios. Prologó muchísimas obras. Fue director general del Instituto Nacional de Radio y Televisión; también director de la Biblioteca Departamental del Atlántico, además de columnista del diario El Heraldo de Barranquilla, entre otros cargos. También fue Germán Vargas corresponsal de El Liberal, dirigido por Alberto Lleras Camargo y periodista de planta del periódico El Nacional. Publicó las conocidas columnas ‘Un día más’ y ‘Una ventana al mar’ en El Heraldo.
Álvaro Cepeda Samudio nació en Ciénaga en 1926. Murió en Nueva York en 1972. Se le considera uno de los grandes promotores de la cultura colombiana de la segunda mitad del siglo XX. Estudió periodismo en los Estados Unidos, donde adquirió una visión moderna de ese oficio. Él introdujo en el país la tendencia llamada ‘Nuevo periodismo’, que combinaba crónicas noticiosas con visos de literatura; sin duda Hemingway le había dejado un valioso legado. En la narrativa sus obras son ‘Todos estábamos a la espera’ (1954), ‘La casa grande’ (1962) y ‘Los cuentos de Juana‘ (1972). El ‘Grupo de Barranquilla’ platicaba sobre Faulkner, Cortázar y todas las novedades literarias conocidas por ellos, pero sobre todo, como dice el crítico Nicolás Pernett, se dedicaban “a mamarle gallo interminablemente a la vida”. Con frecuencia se busca la cercanía de los famosos; pero los primeros amigos que tuvo García Márquez, los que decidió mencionar en sus obras fueron pocos, entre ellos Rafael Escalona.