El concepto de “escuela literaria”
está estrechamente ligado a parámetros y requisitos que han sido bien
definidos por la crítica literaria. Sin embargo, algunos autores
incluyen como escuelas literarias algunos movimientos que por su
trascendencia se consideran importantes aunque no cumplen con dichos
requisitos. A una escuela literaria se le atribuyen las condiciones que
se mencionan a continuación: normas estéticas aceptadas por todos sus seguidores, perdurabilidad (debe extenderse en el tiempo por más de cincuenta años), número
considerable de escritores, carácter universal, existencia de uno o
varios escritores considerados por los demás como “maestros”.
Con base en lo anterior, nos referiremos a los cuatro movimientos
literarios que a través de la historia, se han desarrollado como
escuelas literarias propiamente dichas.
1. Escuela clásica: Cuya
aparición corresponde con el desarrollo de las dos grandes culturas
occidentales de la antigüedad, Grecia y Roma. El clasicismo nos ofrece
modelos literarios prototípicos, armonía entre el lenguaje (culto,
refinado y cuidado) y la grandiosidad de los temas tratados; por ello se
dice que existe un equilibrio entre el fondo o contenido y la forma o expresión. Las obras clásicas son modelos dignos de imitar; la connotación de “clásico”
se ha extendido a todo aquello que por su perfección, perdura a través
del tiempo. Algunos de escritores clásicos: Homero, Esquilo, Sófocles,
Eurípides, Anacreonte, Safo, Virgilio, Ovidio, Menandro, Terencio,
Aristófanes, Plauto, Tito Livio, entre muchos otros del período
greco-latino.
2. Escuela neo-clásica: El
neoclasicismo apareció en Europa a fines del siglo XVII y se extendió
durante el siglo XVIII. A pesar de que imita los modelos clásicos como
se puede percibir en el teatro clásico francés, el cual retoma los temas
de la mitología y los héroes de la antigüedad griega, se puede observar
que existe originalidad en la manera como los mismos se tratan. Además,
el ideal pedagógico que prevalece en el neoclasicismo, lo hace
especialmente singular. La escuela neoclásica se apegó a los postulados
racionalistas. Su ideal era enseñar a través de la literatura.
3. Escuela romántica: El
romanticismo como una nueva visión del hombre y del mundo es el
resultado de la apreciación subjetiva, individual que hace el hombre del
siglo XVIII y XIX infundido por las ideas del Iluminismo, del
enciclopedismo, y sobre todo, por las ideas de libertad que dieron
origen a las revoluciones burguesas. Libertad de pensamiento, de
expresión, de creación, se oponen a las reglas y normas propias del
neoclasicismo. El contenido, el mensaje se impone a la expresión; el
espíritu de rebeldía en contra de todo lo anterior, prefigura la
posición del romántico: la angustia, la preocupación por la muerte y el
más allá, la impotencia del hombre frente a las fuerzas de la
naturaleza, la mujer como ideal, el amor, son algunas de sus
preocupaciones. El romanticismo no es sólo una posición estética; es
también una posición vital del hombre frente a sí mismo, su entorno y
sus ideas. Prevalece el contenido sobre la forma.
4. Escuela modernista: El modernismo es la única escuela literaria que se considera de origen americano. En efecto, con la publicación del libro “Azul” del poeta nicaragüense Rubén Darío, en el año de 1888, se inicia en la literatura un período fundamentalmente lírico, en el
cual la preocupación del escritor se centró en la perfección formal. De
allí, el predominio de la forma sobre el contenido, o sea, el interés
estético en la construcción de una poesía perfecta sin concederle mayor
importancia a los temas tratados que generalmente evaden la realidad,
para refugiarse en mundos fantásticos, lugares remotos, alejados
totalmente de la cotidianeidad y sus problemas.
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