SÍMÓN BOLÍVAR |
Es por lo menos curioso el hecho de que Simón Bolívar, el Libertador, miembro de una élite social y económica de su época, abandonara sus riquezas y posesiones materiales para dedicarse por entero a la causa de la liberación de los pueblos de Sudámerica, tal como lo manifestó expresamente en su última proclama el 10 de diciembre de 1830: "He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad."
Dichas palabras nos llevan a la reflexión de la moralidad del héroe; la conciencia moral elevada a un plano superior: el bien común y la inestimable libertad de los pueblos por encima de los intereses particulares.
Se refuerza esta idea, cuando leemos en la proclama: "Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales."
Se refuerza esta idea, cuando leemos en la proclama: "Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales."
En el párrafo final de este documento invaluable para reconocer los principios morales del prócer que luego, fueran categorizados por Kohlber en su teoría(1), encontramos: " (...)Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.” no solo se refiere a su ideario político de una nación poderosa, capaz de equiparase a los Estados Unidos tanto en lo político como en lo económico, sino también a la conciencia del deber cumplido, al imperativo moral que lo impelía a los más altos ideales que puede poseer un hombre, esto es, poner su existencia al servicio de los demás.
De otra parte, la grandeza de su espíritu, se nos revela claramente cuando asevera al borde de la muerte: "Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más
sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis
perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los
perdono."
No cabía en su espíritu el odio, ni la malidicencia, ni mucho menos la venganza; en Bolívar, la conciencia moral supera los rasgos comunes del hombre. Por ello se convierte en un paradigma, en un modelo, en fin en un arquetipo moral del héroe que, como los míticos y legendarios héroes griegos, supera con creces al hombre común y lo convierten en un ser ideal.
(1)Kohlberg, Lawrence. 1981. The Philosophy of Moral Development. Moral
Stages and the Idea of Justice. San Francisco, CA: Harper & Row
Pubs.
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