Por:
José Alejandro Vanegas Mejía
jose.vanegasmejia@yahoo.es
Mientras veía el programa televisivo
Los Informantes, la semana pasada, recordé la lectura de una obra que realmente
se sale de lo común y difícilmente podría encasillarse dentro de los géneros
literarios tradicionales. Su título: ‘El olvido que seremos’, del escritor,
periodista, crítico literario y editor Héctor Abad Faciolince. Es un conjunto
de impresiones que el autor ha sabido engarzar hasta lograr con ellas un efecto
extraordinario que impregna los sentidos más allá de lo meramente superficial.
En efecto, Héctor Abad Faciolince inicia
su relato con una apología al amor paterno; en realidad este sentimiento
recorre todo el texto y justifica la forma como transcurrió su infancia dentro
del núcleo familiar. Afirma el autor: “Mi papá, Héctor Abad Gómez, siempre
pensó que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo”.
A lo largo de la obra nos enteramos del férreo carácter del galeno
asesinado en agosto de 1987. Vemos cómo el doctor Abad Gómez no se conformaba
con diagnosticar enfermedades y por eso recomendaba la prevención mediante
campañas de higiene en sitios de extremada pobreza. En cuanto al contenido, se
trata de una semblanza que el escritor hace de su padre, médico profesor de la Universidad de
Antioquia, activista y defensor de los derechos humanos. El escritor procura
retardar lo más posible la llegada de ese olvido que seremos. Pretende que el
recuerdo de su padre permanezca en la memoria de quienes, aun sin haberlo
conocido, sabemos que abanderaba una justa causa, comprometida con la libertad
del ser humano y la democracia universal.
Ojalá, para no contribuir al incremento exponencial del olvido,
recordemos una cita tomada de la revista Arcadia: “Hoy sus nombres (del doctor
Abad Gómez y del profesor universitario Leonardo Batancur, entre otros) hacen
parte de una estadística macabra de 23.161 asesinatos selectivos documentados
que ocurrieron en Colombia entre 1981 y 2012, según un informe del Centro de
Memoria Histórica. En ese número caben desde intelectuales y sindicalistas
hasta militantes políticos y líderes comunitarios. Todos los que se atrevieron
a pensar distinto y a hablar en voz alta.”
Para centrarnos en el autor, digamos que Héctor Abad Faciolince nació en
Medellín en 1958. Estudió lenguas y literaturas modernas en la Universidad de Turín,
Italia, donde se graduó con una tesis laureada sobre la obra ‘Tres tristes
tigres’, del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante. Son obras suyas: ‘Malos
pensamientos’ (1991), ‘Asuntos de un hidalgo disoluto’ (1994), ‘Tratado de
culinaria para mujeres tristes’ (1996), ‘Fragmentos de amor furtivo’ (1998),
‘Palabras sueltas’ (2002), ‘Oriente empieza en El Cairo’ (2002), ‘El amanecer
de un marido’ (2008) y ‘Traiciones de la memoria’ (2009). También, ‘Angosta’
(2005) y ‘Basura’. Entre los muchos reconocimientos recibidos por Abad
Faciolince están: Premio Nacional de Cuento (1981), Premio Simón Bolívar de
Periodismo de Opinión (1988 y 2006), Premio Casa de América de Narrativa
Innovadora, en España (2000), Premio Mejor Novela Extranjera del año, en China
(2005) y Premio Casa de América Latina, en Portugal (2010).
Cabe destacar que ‘El olvido que seremos’ ha sido editado varias veces y
su lectura es recomendada en los más importantes países de Europa. Héctor Abad
Faciolince, por su parte, pertenecería a la llamada ‘Generación mutante’, en la
cual incluyen también a Octavio Escobar, Santiago Gamboa y Jorge Franco.
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